[*1*] @paums Entonces el hijo tendrá que pagar ese año lo correspondiente a Hacienda por incremento monetario y, a lo mejor, por incremento patrimonial. No le saldría a cuenta ni de lejos.
Ah, vender las propiedades al hijo por un leuro tampoco te libra. El estado seguiría cobrando los impuestos correspondientes como si la venta se hubiese hecho a precio de tasación (o de mercado, no me acuerdo).
Es más, si hay otros hijos podrían impugnar la donación/venta y al que lo recibió le tocaría pagar la legítima.
Tengo una pregunta. Si antes de morir pones todo tu dinero en la cuenta tu hijo/a ¿sigues pagando impuestos? Sería una transferencia y el muerto quedaría sin capital, así no pagas impuestos. Y lo mismo para las propiedades. ¿Eso es legal?
[*2*] @dars_veider No tengo mucha idea de leyes, gracias por la información. Era una idea que se me ha ocurrido al instante, no sonaba loca en mi cabeza. Por lo que veo hay poca trampa en esta ley.
[*9*] @skurge Lo sorprendente es la facilidad con la que convierten a una defraudadora a Hacienda en una víctima de la ley de sucesiones para justificar la desaparición del impuesto y que a la sociedad le cuele semejante bulo.
[*1*] @paums Generalmente, existe un período de hasta cinco años anteriores a la muerte del fallecido que Hacienda revisa para comprobar si se han dado este tipo de donaciones o transacciones con intención de evitar el pago del impuesto. Aparte de que, al recibir el hijo el dinero, se vería obligado a incrementar su pago a Hacienda en consecuencia.
Si quisieras evitar pagar el impuesto de sucesiones, lo mejor es trasladar a la persona que vaya a morir a Madrid, o a alguna otra comunidad que bonifique ese impuesto al 99%, por lo menos con una antelación de cinco años (Hacienda también comprueba que no te hayas mudado únicamente por ese motivo, así que debes llevar residiendo allí ese tiempo como mínimo). Pero como en la mayoría de los casos no puede precisarse con esa antelación la muerte de alguien, si de verdad quieres echarle cara, puedes simplemente vender todos los bienes de la persona que va a fallecer justo antes de su muerte. Enterrar ese dinero en el jardín. Y con posterioridad a su muerte ir yendo de tanto en cuanto al jardín a sacar el dinerito. Lo malo es que te quedas sin la casa, porque si sacas del jardín lo bastante para comprar una, Hacienda va a sospechar, y también que el dinero metido debajo de la tierra se devalúa y no sigue generando beneficios, como en un banco o invertido sabiamente.
Por lo tanto, lo mejor, huir como de la peste de las comunidades que mantienen ese impuesto. Que se jodan.
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