Que placer me da ver a los hosteleros llorando. La inmensa mayoría son unas sanguijuelas chupasangres que abusan de sus empleados hasta que no pueden más y los sustituyen por otros. Los jóvenes llegan a su primer trabajo con esperanzas y sueños y son devueltos a la sociedad con asco por todo lo relacionado a la hostelería.
Se lo dije una vez a mi tutora cuando me pregunto si seguía trabajando en la hostelería. Le dije que era un agujero sin fondo que absorbía la energía de las buenas personas y solo dejaba lo malo.
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