[*1*] @amorlibreydespidolibre
Mi abuela era diabética (murió hace dos años), y tenía cientos de jeringuillas desechables para inyectarse insulina en su habitación. Me gustaba robarle alguna de vez en cuando. Eran como las de los yonkis.
Me hacía una paja e introducía el grumo en la jeringa. Después iba al Carrefour express del Paseo de Almería e inyectaba el contenido en algún yogur de frutas del bosque al azar entre los de la primera fila cuando nadie me miraba. Pinchaba en el lateral, unos tres centímetros por debajo de la rebaba de la tapa para que no quedara ninguna marca visible.
Solía quedarme a esperar dando vueltas disimuladamente, esperando a que alguien lo comprara. Cuando se lo llevaba una ama de casa o una chica jovén y apetecible, me excitaba tanto que tenía que irme corriendo a mi casa a hacerme una paja.
Lo hice unas treinta veces a lo largo de casi un año, y dejé de hacerlo cuando mi abuela murió.
Aprended del autor, que es una persona inteligente y que tiene la solución al conflicto catalán pero no nos la cuenta para que pensemos por nosotros mismos.
Sin duda, somos los únicos del mundo que poder decir ''Viva nuestro país'' nos critican e insultan nuestros propios vecinos y lo pero es que te llaman de todo.
Lo mejor de las maduras, es que puedes comerles el roscón de reyes, mientras te tienen al fuego unas lentejas de puta madre. Yo recuerdo una que conocí en un eroski, y la recuerdo como uno de los mejores polvos de mi vida. Ella me hizo unos callos cojonudisisimos, y mientras los preparaba, yo le daba como un cabrón por el ojete, ya que se había puesto faldita para que fuese haciendo mientras cocinaba. Creo que eyaculé tal cantidad de esperma, que estuve dos horas inconsciente. Menos mal que los callos me dieron fuerza para acabar el día con un par más. Y tenía unos hijos majísimos. Menudos vicios echamos al crash bandicoot 2.
15 Comentarios