Opino: Para mí, los límites a la Libertad de expresión están en las amenazas plausibles y en las injurias y calumnias (con reservas, cuando supongan un daño importante). Las amenazas plausibles porque limitan directamente la Libertad del amenazado, a través del miedo. Las injurias y calumnias porque afectan al honor basándose en mentiras (si son asuntos ciertos, la cosa cambia) y como consecuencia puede derivarse un daño grave, sobre todo social, para el injuriado. No es lo mismo que te llamen imbécil, o puta, que ser acusado de pederasta. A todos nos han insultado alguna vez, pero una acusación de pederastia puede destruir la vida social de una persona aun siendo falsa. Por ello los considero límites a la Libertad, y sólo esos. Es una cuestión de opinión, y esta es la mía.
Por eso no detendría el autobús de Hazte Oír aunque me parezcan unos *******, del mismo modo que no censuraría a Toni Albà aunque me parezca un perfecto mierda. No habría incoado causa contra los titiriteros, ni contra los raperos, ni contra el otro autobús de Hazte Oír, el de las niñas y los niños, ni contra la profesión del coño insumiso, ni contra las barbaridades que suelta Federico Jiménez Losantos. Ahora bien, la misma Libertad que tienen todos estos de decir lo que dicen, la tenemos los demás de mandarlos ampliamente a la mierda.
[*1*] @pareidolia2 Yo soy un poco más restrictivo en esto. Una cosa es ofender a alguien haciendo humor o parodias, que hay que aceptarlo, y otra es simplemente el insulto fácil y gratuito. Si tiene que ser legal llamar a alguien hijo de puta a la cara, también debería serlo que este en respuesta te haga saltar los dientes de un puñetazo.
[*4*] @joehill En espíritu estoy contigo, pero poniéndonos legales, un puñetazo que te salte los dientes supone una lesión que requiere cuidados médicos y un coste como mínimo, aparte de otras más que posibles consecuencias. Que te llamen ******* no supone nada. Legalmente en una situación hay un bien defendido que resulta agredido, y en la otra ningún bien resulta agredido, salvo el orgullo, que no es un bien jurídico defendido. Ni siquiera el honor. Sólo el orgullo. Y, a ver, entiendo que los hombres partís dientes por esas cosas, y como te digo estoy de acuerdo en espíritu... pero las mujeres no le partimos a nadie los piños por esas cosas (al menos no la inmensa mayoría de nosotras), y dado que somos algo más de la mitad de la población del país, realmente nos iba a resultar muy complicado mostrarnos comprensivas con esa interpretación de la Libertad de expresión.
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