Buscando la esencia catalana

Sin ánimo de extenderme demasiado, todos sabréis que hubo una triste guerra que acabó con la separación de Croacia de Yugoslavia. Al margen de las tensiones nacionalistas, los mayores acicates de la guerra fueron sin dudarlo la intolerancia racial y la divergencia política. Es ahí donde entran funestos personajes de corte fascista como Franjo Tudjman.

Franjo Tudjman se creía un elegido, y que su nación Croacia tenía un "destino histórico" (Gran Croacia) a través de la consecución de un estado independiente y étnicamente puro (¿Os suena de algo ese discurso?). Hizo su transición de comunista a fascista, de ateo a beato católico y terminó en la cárcel por ser entre otras cosas negacionista del Holocausto, ya que defendía que en el Campo de concentración de Jasenovac murieron "sólo" unas 60.000 personas cuando estudios oficiales dan en torno a 600.000 víctimas. También desheredó a una de sus hijas por casarse con un serbio.

Era admirador de Francisco Franco e incluso pensó en crear un Valle de los Caídos croata junto con los restos de Ante Pavelic, un dictador títere del régimen Nazi y que como los Ustachas y demás terroristas genocidas acabaron cómodamente exiliados en Madrid al amparo del Caudillo. Algunos medios señalaron que habría sido imputado por crímenes contra la humanidad (de no haber muerto súbitamente) ya que como máximo responsable del gobierno y el ejército croata tuvo que saber de la existencia de campos de concentración de musulmanes en la bosnia ocupada por los bosnio-croatas. De hecho, varios de sus generales como Ante Gotovina, Dario Kordić, Rahim Ademi, Petar Stipetic o Janko Bobetko fueron investigados, condenados y vergonzosamente amnistiados en algunos casos.

Los croatas no se detuvieron en la limpieza racial de la Serbia Krajina en su propio país, provocando la huida de 250.000 refugiados y el embargo de todos sus bienes, sino que en el caso de Bosnia, no tuvo complejos en repartírsela entre Serbia y Croacia con un acuerdo secreto (véase Acuerdo de Karađorđevo).

Y así es como una pequeña nación con toda la legitimidad para reclamar su soberanía, fue asediada simultáneamente sin piedad en un ejemplo de matonismo internacional.

Ahí es donde entramos de lleno en los hechos contemporáneos, cuando florece la solidaridad del pueblo catalán frente al abuso de un país indefenso. Esta solidaridad se articuló de la mano de Pascual Maragal bajo la premisa "mientras los políticos no se ponen de acuerdo, miles de personas están indignadas", nombrando Sarajevo Distrito 11 de Barcelona. En esos casi cuatro años de contienda, más de 2.000 víctimas de la guerra recalaron en Catalunya sin generarse polémicas egoístas como con el enconado debate que hoy sobrevuela la oleada de refugiados sirios. El éxito fue absoluto. Y no solo en alojamiento. Los pabellones se llenaron de ayuda humanitaria y las cuentas corrientes que rebosaron generosidad de los catalanes. Mientras tanto, los ayuntamientos les empadronaban, lo que les daba derecho a la educación y la sanidad. Nunca nadie se preguntó si había dinero del Estado para pagar todo aquello, se hicieron cargo los consistorios, las ONGs y los particulares que echaron una mano.

Casi 20 años después de aquello, @oluja95 escupe sobre el legado de solidaridad del poble catalá refiriéndose a los sirios y demás asilados políticos musulmanes o simplemente con un origen étnico distinto como seres prescindibles. Esta verborrea racista se ve particularmente agravada por la falta de empatía psicópata de la que hace gala, siendo sus ascendentes croatas presumiblemente inmigrantes que huian de la guerra de su propio país. Catalunya no te necesita, y ni en un millón de años podrías pasar por catalana. De hecho, queda acreditado por tus opiniones y por la trayectoria histórica (genocida y fascista) de tu nación que te sentirías mucho más cómoda con esto:

Que con esto: