El tratado transatlántico para el comercio y la inversión (siglas en inglés) es un acuerdo de libre mercado que se lleva negociando entre Europa y EE.UU. desde 2013 en total secretismo.Estas negociaciones y su contenido fueron desveladas primero por WikiLeaks y Greenpeace posteriormente. También se negocian dos acuerdos paralelos, el CETA(con Canadá y negociaciones mucho más avanzadas) y el TiSA(relacionado con servicios como la banca, la sanidad o la educación).Ahora bien, estos acuerdos están provocando un rechazo frontal de la sociedad civil, al menos la que esta informada de ellos porque el mutismo de los medios de masas apenas se rompe y tan solo en contadas ocasiones.

Tan solo en muy pocas ocasiones se rompe el silencio de los medios oficialistas sobre este acuerdo.

En primer lugar, los acuerdos se están llevando con total secretismo, incluso se prevée que los documentos sean clasificados durante al menos 30 años desde su ratificación (previsiblemente a finales de 2016 o principios de 2017 aunque de forma "experimental".¿Qué hay escrito ahí para que los ciudadanos no podamos decidir sobre su implantación o no? Recuerdo que los Europarlamentarios tan solo pueden leer partes de los documentos y bajo un contrato de silencio.El objetivo principal de este acuerdo es igualar aún más las legislaciones europeas y estadounidense en materia fiscal, laboral y comercial.

La legislación europea en cuanto a derechos laborales es menos laxa que la de EEUU. Los defensores de este acuerdo afirman que basar la economía en la competitividad y el crecimiento nos aguarda una época de bonanza para trabajadores y empresas, aun estando el crecimiento estimado en no mas del 1%. Sin embargo otros acuerdos similares como el NAFTA (entre EEUU y México) no trajeron la creación de empleos y riqueza deseados. Las mayor parte de reuniones de la Comisión Europea fue con lobbistas, destacando el del sector agroalimentario, y no en tanta medida con asociaciones civiles. Una nueva legislación acordada con los grandes empresarios nos haría perder derechos como el de afiliación sindical o el de conciliación laboral. Este acuerdo supone además mayor desregulación, disminución del gasto social y privatizaciones.

Otro de los puntos más controvertidos se puede calificar como un ataque directo a la soberanía de los pueblos y a la democracia en sí. Se trata de los tribunales de arbitraje, organismos de justicia privados que interfieren en los conflictos entre gobiernos y empresas privadas. Con este mecanismo sería legal que las empresas denunciaran a los Estados si estos legislan haciendo que estas puedan perder beneficios presentes o futuros, lo que significa que las empresas podrían denunciar en casi cualquier legislación mínimamente proteccionista. En la mayoría de los caso las corporaciones son las ganadoras de los juicios y si es al contrario, los Estados aun tendrían que pagar los gastos del juicio.

Por último, en relación a medidas medioambientales y fitosanitarias el TTIP, CETA y TiSA dejan mucho que desear. Serían legales el fracking, el comercio de transgénicos, carnes hormonadas y sustancias que la legislación europea no permite (al no estar privado que sean o no perjudiciales) mientras que la estadounidense sí (son legales todas las sustancias salvo en el caso que de se haya demostrado que son perjudiciales). También se permitiría el comercio de petróleos más contaminantes y se produciría la concentración de tierras agrarias en un solo propietario.

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