Los docentes sufren a diario las consecuencias de tener como alumnos a jóvenes aburridos con muchas ganas de pasarlo bien

Las bromas clásicas de los estudiantes para gastarle al profesor

Todos hemos sido jóvenes y todos hemos sido estudiantes, por lo que sabemos a ciencia cierta que el trabajo de profesor no está pagado. Ponerse al frente de un aula lleno de niños descerebrados o adolescentes con las hormonas revolucionadas puede considerarse un deporte de riesgo, sobre todo si tenemos en cuenta alguna de las 'inocentadas' que les hacen a diario.

Un maestro ha de mostrarse estricto en las clases para que se lo tomen en serio, pero también ha de ser cercano para que confíen en él y sientan que existe una preocupación real. A veces, este equilibro es difícil de conseguir y se ve dificultado por las bromas de los alumnos, quienes movidos por el aburrimiento, hacen absolutas 'trastadas'.

Aquí os dejamos una lista con algunas de las bromas más populares de estudiantes a sus profes. Y tú, ¿añadirías alguna a la lista?

1. Hacerse los dormidos

Empezaremos por una de las bromas más tiernas que, a menudo, viene de la mano de los más pequeños. Todos nos hemos puesto de acuerdo alguna vez con nuestros compañeros de clase para hacernos los dormidos y sorprender al maestro cuando llegase al aula. 

El problema era el momento del despertar, puesto que cada uno hacía lo que le daba la gana y la broma se convertía en un absoluto desastre.

2. Esconder las cosas

Una de las bromas que resultan más frustrantes para los profes es cuando alguien esconde las cosas que este necesita. Ya sean las tizas, el borrador o algunos de sus materiales, el pobre docente puede pasarse minutos buscándolos hasta que alguien se compadezca y confiese.

Además, en muchas ocasiones, sobre todo antiguamente en las pizarras grandes, escondían el borrador en el borde de arriba, por lo que si el profe escribía en la pizarra y la movía, el aparato se le caía encima y le manchaba.

3. Bomba fétida

Para aquellos que son un poco más rebuscados y quieren llamar la atención, tirar una bomba fétida en la clase puede ser la solución. Quizás es un poco menos común, pero aún así se puede considerar como un clásico en las aulas, ya que el olor se vuelve insoportable.

4. El altavoz escondido

Una broma fácil de hacer y que puede provocar la risa de tus compañeros y la ira de tu profesor es esconder un altavoz (o cualquier dispositivo sonoro) y reproducir en la distancia algún sonido que dificulte la clase. Puede ser el sonido de un animal y causar el caos, los míticos gemidos que hagan estallar las carcajadas de todos o una sirena que alarme al profesor y pueda llegar a pensar que está ocurriendo algo preocupante.

5. Chinchetas en la silla o algún tipo de mancha

Aunque lo de las chinchetas parece sacado de _Los Simpson_s, en más de un centro se ha reportado que los alumnos dejan en la silla del profesor diferentes artilugios para que se los clave, se manche, etc.

Si bien hay que tener consideración por los docentes, es una de las bromas más comunes en el día a día de los colegios, escuelas e institutos.

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